viernes, 18 de noviembre de 2011

Educar para una vida feliz.




La foto que ilustra este artículo es de una película de Woody Allen donde el protagonista

enseña ajedrez, pero lo que realmente hace es regañar la ineptitud de sus alumnos. -López Michelone- 


Lo esencial para el proceso de aprendizaje se encuentra en el niño, esencialmente en su deseo de aprender. La idea es construir una escuela apta para el niño, en lugar de hacer al niño apto para la escuela. Un sistema de relación educativa donde el lugar central lo ocupa el niño, sus aspiraciones y su inteligencia.


La propuesta pedagógica gira en tomo al interés del niño y finalizar el autoritarismo. La academia como un espacio de relaciones donde los niños puedan desear el aprendizaje y organizarse como comunidad a partir de la formulación de sus propias pautas, de sus propias normas, aprendiendo a ser libres, descubriendo el verdadero significado de vivir y dejar vivir desde la libertad y la convivencia.


Un maestro complaciente a escucharse, para reconocerse en la acción y en la disposición de escuchar, para reconocer al otro.


Preservar la bondad del niño, que tiene intereses propios en su vida y que es capaz de protegerlos, la búsqueda de la alegría y su felicidad, la igualdad entre su desarrollo intelectual y sentimental.


Fomentar el respeto recíproco entre los niños sin diferencia de edad, sexo, color, raza, religión, formar seres independientes, contentos, respetuosos, animosos ante la vida, creativos, y trabajadores.


Lograr individuos con una gran capacidad para vivir, y para disfrutar una buena jornada ajedrecística.



1 comentario:

  1. Dos cosas: la foto que ilustra este artículo es de una película de Woody Allen donde el protagonista enseña ajedrez, pero lo que realmente hace es regañar la ineptitud de sus alumnos.

    Otra cosa: Raúl Hernández me dijo que ANPA había pedido 10 y hasta 12 avalados originalmente. Mira como son las cosas, de lo que se entera uno. Y tú me sales con esas explicaciones mentirosas sobre los seis avalados. De verdad, Capó, debería darte vergüenza mentir así. Muy lamentable.

    Pero insisto, no me creas nada. Háblale a Raúl y que él te diga exactamente lo que me dijo. No puedo creer tus mentirosos ataques a mi persona, y ahora menos, a la luz de estos datos.

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